4 ago 2008

Rachmaninoff, Sergei Vassilievich (1873-1943)




Uno de los más grandes ejecutantes de nuestro tiempo. Pianista precoz, tuvo también pronto éxitos como compositor, y, en 1892, obtuvo una medalla de oro en composición, por el Conservatorio de Moscú, en el que había terminado sus estudios.
Ya a fines de siglo, Rachmaninoff se había dado a conocer como pianista en muchos países de Europa, obteniendo éxitos extraordinarios, que le permitieron conocer a Liszt.
Pasó muchos años en Dresde, Alemania, y fue director de la orquesta de la Sociedad Filarmónica de Moscú. Al estallar la Revolución, abandonó Rusia, con su familia, y vivió mucho tiempo en París, trasladándose después hasta los Estados Unidos, donde vivió hasta su muerte, alternando breve estancias en Suiza y continuas “tournées” como pianista por todo el mundo.
Su maestría de ejecutante ha quedado documentada en numerosas grabaciones discográficas, que nos permiten comprobar la magnífica claridad expresiva de su “touché”, acompañada de un virtuosismo trascendente, a menudo asombroso.
Rachmaninoff como compositor
Una gran parte de su producción está definitivamente olvidada, especialmente sus óperas (Aleko, 1893; El caballero avaro, 1906; Francesca de Rimini, 1906; Paganini, 1939).
Sin embargo, algunas de sus composiciones no sólo son interpretadas todavía, sino que alcanzan un amplio éxito general, que no parece que vaya a disminuír. Así, se encuentra siempre con los ataques más severos de la crítica, salvo poquísimas excepciones, y con los auténticos entusiasmos de un público que, por el contrario, acepta enteramente, al menos una parte de su música.
Indudablemente, Rachmaninoff no tiene una notable personalidad de compositor: su estilo es ecléctico, sus fuentes son confusamente cosmopolitas, los elementos rusos no van más allá de un genérico folklorismo, sin estar siquiera apoyados en una técnica refinada y precisa.
Sin embargo, es posible explicar (al menos en parte) el motivo de tan ideal afinidad con el público que llena los conciertos. Rachmaninoff tiene un sentido infalible de la construcción arquitectónica, análogo al que sostiene las grandes construcciones sinfónicas de Tchaikovski, pero más evidente aún gracias a un lenguaje más sencillo, más fluido, más transparente.
En sus páginas más logradas siempre se puede seguir con facilidad el edificio sonoro en todos sus detalles, y siempre resulta fascinante adentrarse con tanta facilidad en construcciones que se presentan grandiosamente complejas.
Calvocoressi, en su estudio sobre la música rusa, cita la observación de un crítico acerca de la inventiva de Rachmaninoff: “Entre las muchas cualidades que contribuyen a la formación del talento musical, tiene desarrollada una en grado máximo: la imaginación. Y por imaginación entiendo una riqueza insólita de imágenes y la facultad de saber ordenarlas. En sus años juveniles, Rachmaninoff tenía un oído que no necesitaba ser educado y una memoria que no exigía ser cultivada. Por eso pudo adquirir un rico patrimonio de imágenes-sonidos, antes de comenzar su aprendizaje formal”.
Obras
Cantata La Primavera, op.20 (1902) y Las Campanas, op.35 (1910). Sinfonía en mi menor no.2, op.27 (1907), y la no.3, op.44 (1936). Concierto en re menor no.3 para piano y orquesta, op.30 (1909). Rapsodia sobre temas de Paganini, para piano y orquesta. Algunas composiciones de cámara, el Trío elegíaco op.9 (1893) en memoria de Tchaikovski. Sonata en do menor para violonchelo y piano op.19 (1901).
Pero las páginas que aseguran la fama al compositor son, sobre todo, el conocidísimo Concierto en do menor no.2, para piano y orquesta, op.18 (1901) (todavía un auténtico caballito de batalla de todos los mejores virtuosos y delicia incondicional de todos los públicos), y muchas páginas pianísticas: Cinco piezas, op.3 (1892), dedicadas a Arenski, entre las cuales se encuentra el celebérrimo Preludio en do sostenido menor, los Siete fragmentos op.10 (1894), las dos colecciones de Preludios op.23 (1903-1904) y op.32 (1910), los Etudes-Tableaux op.33 (1911) y op.39 (1916-1917).
También es interesante su vasta producción liederística, poco conocida fuera de Rusia. Esta producción es de especial interés por dos motivos: porque Rachmaninoff puede ser considerado el iniciador de este género en Rusia, y porque contiene algunas de sus mejores páginas.
Bibliografía
Historia de la Música Códex, vol. IV: Europa del 1800 y música del 1900. Los postwagnerianos y las escuelas nacionalistas. El siglo XX. Pp.178-180.

Video: Rachmaninoff: Concierto para piano no.3 (1939)

4 comentarios:

Toto dijo...

uuuuuuh!!! soy todo un amnte de la musica de Rachmaninov y las grabaciones de sus conciertos para piano ejecutados por el mismo son grandiosas! Algo interesante es que Rachmaninov tocaba sus obras tal cual eran las partituras, nunca hacia ni relentandos ni acentuaba nada ni hacia ligeras pausas donde no las habia en sus partituras, cosa que hasta grandes ejecutantes como Horowitz entre otros si hacen. A muchso no les gustan sus grabaciones pero a mi me facinan realmente :D
es una lastima que se haya alejado de la composicion sin embargo es excelente que haya hecho grabaciones propias ejecutando obras suyas y de otros compositores :D
Excelente articulo mi estimada Sara :) Saludos y espero todo ande bien por alla :)
Ciao!!!

Anónimo dijo...

Hola Totó! Un gusto verte, como siempre. Es muy interesante tu comentario, gracias por comunicarte. Un beso enorme, hasta pronto!

Leticia Ressia dijo...

Hola la verdad que me gustó mucho, sobre todo este señor. Es un placer para los de poco conocimiento musical como yo encontrar estas cosas en la web.
saludos !!

Anónimo dijo...

Gracias Leticia por tu mensaje. Espero que sigas disfrutando de esta música tan hermosa, cualquier cosa que quieras pedir, me escribís y listo. Un abrazo, hasta pronto!!!