Al: Kontrabass. Fr: contrebasse. Ing: double bass. It: contrabasso o violone.
Dentro de la familia del violín, el contrabajo es el instrumento de sonoridad más profunda.
Es rarísimo que se escriban solos para contrabajo: es mucho menos “maniobrable” que los otros instrumentos de cuerda; además, las cuerdas son muy gruesas, y producen un sonido áspero, seco, parecido a un zumbido, cuando se toca con arco.
Pero sin embargo, el papel del contrabajo en los grandes conjuntos y orquestas es vital. Se utiliza para dar las notas más graves y los registros más bajos de las armonías; confiere gran profundidad y resonancia a la sección de cuerdas (y a toda la orquesta, por supuesto). El contrabajo toca con frecuencia a una octava más grave la parte que interpretan los violonchelos, lo cual le agrega una riqueza y profundidad considerables a la tesitura de este instrumento.
Hasta finales del siglo XIX normalmente doblaban la parte de los violonchelos, a distancia de una octava más grande, pero sostenían la línea del bajo si a los violonchelos se les encomendaba una melodía. En cambio, los compositores modernos frecuentemente escriben partes independientes para violonchelos y contrabajos.
El contrabajo es mucho más grande que el violonchelo (1.85m), y las cuerdas son más largas y más gruesas. La distancia que debe abarcar la mano para encontrar las diferentes notas es proporcionalmente mayor. El intérprete debe estar de pie o apoyarse en el borde de una banqueta alta.
En cuanto a la forma, es ligeramente la misma que la del violín, la viola y el violonchelo. El fondo es menos abombado y los hombros caen más, dos características de la antigua familia de la viola da gamba, que permiten en este caso al instrumentista abrazar convenientemente el instrumento al tocarlo.
Originalmente los contrabajos tenían sólo tres cuerdas, pero hoy en día tienen cuatro y a veces cinco; la quinta cuerda llega hasta un Do grave: así, el registro queda entonces exactamente a una octava por debajo del violonchelo.
Algunos datitos técnicos: la música para contrabajo se escribe en clave de Fa, pero una octava más aguda de lo que suena en realidad; esto se hace para evitar el uso excesivo de líneas adicionales en la parte inferior del pentagrama. A diferencia del violín, la viola y el violonchelo, que están afinados por quintas, el contrabajo se afina por cuartas.
Algunas obras para contrabajo:
A. Dubensky: Fuga para ocho contrabajos.
S. Koussevitsky: Concierto para contrabajo.
E. Varése: Octandre.
Para contrabajo solista y orquesta:
Dittersdorf: Concierto en Mi mayor; Sinfonía Concertante (con viola).
Solos orquestales para contrabajo:
Mahler: Sinfonía No.1 en Re mayor, tercer movimiento.
Prokofiev: Romance, de: El Teniente Kijé.
Stravinski: Vivo, de: Pulcinella (con un trombón)
Para la sección de contrabajos en la orquesta:
Beethoven: primera parte del Finale de la Sinfonía No. 9 ("Coral")
Bien, primero lo primero.
LSO Masterclass - Double Bass. Rinat Ibragimov.
S. Koussevitsky: Concierto para contrabajo, Francois Peloquin.
Stanley Clarke, un solo de contrabajo...
Christian McBride, "Turnaround" (de Ornette Coleman) con Joshua Redman, Pat Metheny and Brian Blade.
Dentro de la familia del violín, el contrabajo es el instrumento de sonoridad más profunda.
Es rarísimo que se escriban solos para contrabajo: es mucho menos “maniobrable” que los otros instrumentos de cuerda; además, las cuerdas son muy gruesas, y producen un sonido áspero, seco, parecido a un zumbido, cuando se toca con arco.
Pero sin embargo, el papel del contrabajo en los grandes conjuntos y orquestas es vital. Se utiliza para dar las notas más graves y los registros más bajos de las armonías; confiere gran profundidad y resonancia a la sección de cuerdas (y a toda la orquesta, por supuesto). El contrabajo toca con frecuencia a una octava más grave la parte que interpretan los violonchelos, lo cual le agrega una riqueza y profundidad considerables a la tesitura de este instrumento.
Hasta finales del siglo XIX normalmente doblaban la parte de los violonchelos, a distancia de una octava más grande, pero sostenían la línea del bajo si a los violonchelos se les encomendaba una melodía. En cambio, los compositores modernos frecuentemente escriben partes independientes para violonchelos y contrabajos.
El contrabajo es mucho más grande que el violonchelo (1.85m), y las cuerdas son más largas y más gruesas. La distancia que debe abarcar la mano para encontrar las diferentes notas es proporcionalmente mayor. El intérprete debe estar de pie o apoyarse en el borde de una banqueta alta.
En cuanto a la forma, es ligeramente la misma que la del violín, la viola y el violonchelo. El fondo es menos abombado y los hombros caen más, dos características de la antigua familia de la viola da gamba, que permiten en este caso al instrumentista abrazar convenientemente el instrumento al tocarlo.
Originalmente los contrabajos tenían sólo tres cuerdas, pero hoy en día tienen cuatro y a veces cinco; la quinta cuerda llega hasta un Do grave: así, el registro queda entonces exactamente a una octava por debajo del violonchelo.
Algunos datitos técnicos: la música para contrabajo se escribe en clave de Fa, pero una octava más aguda de lo que suena en realidad; esto se hace para evitar el uso excesivo de líneas adicionales en la parte inferior del pentagrama. A diferencia del violín, la viola y el violonchelo, que están afinados por quintas, el contrabajo se afina por cuartas.
Algunas obras para contrabajo:
A. Dubensky: Fuga para ocho contrabajos.
S. Koussevitsky: Concierto para contrabajo.
E. Varése: Octandre.
Para contrabajo solista y orquesta:
Dittersdorf: Concierto en Mi mayor; Sinfonía Concertante (con viola).
Solos orquestales para contrabajo:
Mahler: Sinfonía No.1 en Re mayor, tercer movimiento.
Prokofiev: Romance, de: El Teniente Kijé.
Stravinski: Vivo, de: Pulcinella (con un trombón)
Para la sección de contrabajos en la orquesta:
Beethoven: primera parte del Finale de la Sinfonía No. 9 ("Coral")
Bien, primero lo primero.
LSO Masterclass - Double Bass. Rinat Ibragimov.
S. Koussevitsky: Concierto para contrabajo, Francois Peloquin.
Stanley Clarke, un solo de contrabajo...
Christian McBride, "Turnaround" (de Ornette Coleman) con Joshua Redman, Pat Metheny and Brian Blade.
9 comentarios:
Es un verdadero placer visitar este blog.
Saludos
Estimada Dolores: muchas gracias por tu mensaje! Siempre digo lo mismo: si nadie me escribe (bien o mal) nunca se si gusta o no lo que publico. Bueno, gracias miles, otra vez! Un abrazo, hasta pronto!!
Es muy interesante y claro lo que escribes. Y tu gran aporte de obras.Gracias amigo
Información muy útil.
Muy buen Blog.
Cordiales Saludos.
¿sonido áspero y seco? Para Nada, todo lo contrario ya que dentro de las cuerdas frotadas las del contrabajo son las que más sustaine tienen.
¿sonido áspero y seco? Para Nada, todo lo contrario ya que dentro de las cuerdas frotadas las del contrabajo son las que más sustaine tienen.
Y Bottesini? Porqué no lo mencionas, si fue un gran contrabajista y compositor de este instrumento.Tiene grandes obras para contrabajo como el xbox on cierto número 2.
Quise decir concierto Núm 2
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